Multiaventura para superar miedos: cuando la aventura se convierte en aprendizaje
Dicen que el miedo se vence dando un paso más allá del círculo de confort. En Colectivo Tándem lo hemos comprobado cientos de veces: cuando un niño o adolescente se enfrenta a una actividad de multiaventura para superar miedos, está viviendo mucho más que un reto físico. Está aprendiendo a confiar, a apoyarse en su grupo y a descubrir que puede hacer más de lo que creía.
Y ahí es donde aparece la magia. Porque cada escalada, cada tirolina, cada descenso o travesía se convierte en una metáfora de la vida: a veces hay vértigo, a veces cuesta soltar la cuerda, pero al final… la sensación de haberlo logrado no se olvida jamás.
Salir del círculo de confort: el primer paso para crecer
Hablar de “salir del círculo de confort” se ha puesto de moda, pero en realidad es algo tan humano como natural. Los miedos —a caerse, a no ser capaz, a hacer el ridículo— aparecen cuando algo nos importa. Y eso, lejos de ser una debilidad, es una oportunidad.
Las actividades de multiaventura ofrecen justo ese entorno controlado donde se puede experimentar el riesgo sin peligro real. Un espacio seguro donde los chicos y chicas aprenden que el miedo no es un enemigo, sino una señal que invita a superarse.
En nuestros viajes de fin de curso y programas educativos, combinamos diversión y aprendizaje emocional. Cada prueba se convierte en una herramienta para fortalecer la autoestima y la confianza.
El papel de los monitores: acompañar el proceso
Superar miedos no es cuestión de valentía instantánea. Es un proceso que requiere acompañamiento, empatía y observación. Por eso, nuestros monitores no solo están formados en seguridad o técnicas deportivas; también son expertos en leer emociones, escuchar y apoyar.
Durante las actividades de multiaventura, su papel es clave:
- Observan cómo reacciona cada participante.
- Intervienen con palabras de aliento o con silencios oportunos.
- Ayudan a transformar la duda en motivación.
Ese acompañamiento emocional es lo que diferencia a Colectivo Tándem de otras empresas del sector. No organizamos actividades para “pasarlo bien”; creamos experiencias donde los jóvenes aprenden sobre sí mismos y se llevan algo más valioso que una foto de grupo: una sensación de logro real.
Tipos de miedos que se trabajan en la multiaventura
No todos los miedos son iguales, y eso lo sabemos bien. En los grupos con los que trabajamos, suelen aparecer tres tipos de miedo muy comunes:
- Miedo físico – “¿Y si me caigo?” → Aquí entra la confianza: aprender que el material, los monitores y el grupo te sostienen.
- Miedo al fracaso – “No quiero ser el único que no lo consiga.” → Se transforma con la cooperación: cuando un grupo aplaude más fuerte al que lo intenta que al que lo logra sin esfuerzo, algo cambia.
- Miedo social – “No quiero que se rían de mí.” → En estos espacios se fomenta la empatía y la solidaridad. Cada paso adelante se celebra, sin juicios.
Herramientas emocionales que se activan en la aventura
Durante las actividades de multiaventura, se trabajan de manera natural muchas de las competencias emocionales que luego ayudan en la vida cotidiana:
- Autoconfianza: “He sido capaz.”
- Gestión emocional: reconocer y regular la ansiedad.
- Trabajo en equipo: apoyarse en los demás, confiar y colaborar.
- Resiliencia: intentarlo una y otra vez, incluso cuando algo no sale a la primera.
Todo esto forma parte del aprendizaje transversal que promovemos en programas como Refuerza, Proa+ o PAAE, donde trabajamos tanto lo académico como lo personal. Porque sabemos que educar es acompañar, no solo enseñar.
Tips para vencer los miedos durante una actividad de multiaventura
- Nombrar el miedo. Ponerle nombre es el primer paso para enfrentarlo.
- Respirar y observar. A veces el cuerpo reacciona antes que la cabeza. Una respiración profunda cambia mucho.
- Apoyarte en el grupo. No estás solo. Los compañeros también tienen sus propios miedos.
- Celebrar los pequeños logros. Cada paso cuenta, incluso si no llegas hasta el final.
- Volver a intentarlo. No hay prisa. El coraje también se entrena.
Por qué los profes y las familias valoran este tipo de experiencias
Muchos docentes y padres nos cuentan que, después de una experiencia de multiaventura, ven a sus alumnos más unidos, más seguros y, sobre todo, más capaces de afrontar los retos del día a día.
Estas vivencias crean vínculos auténticos entre los chicos, fortalecen el espíritu de grupo y fomentan valores como la solidaridad, la empatía y la confianza mutua.
Más allá del miedo: lo que queda después
Una vez termina la actividad, los participantes suelen decir lo mismo:
“Al principio pensé que no podría… y ahora no quiero que se acabe.”
Esa frase resume todo. El miedo no desaparece; se transforma. La multiaventura para superar miedos enseña que cada obstáculo es una oportunidad de conocerse mejor, de compartir y de crecer.
Y ese aprendizaje —vivido al aire libre, entre risas y esfuerzo— es el que nos motiva cada día en Colectivo Tándem: seguir creando experiencias que dejan huella.
Para profundizar más en el tema del miedo y la ansiedad que genera, aquí os dejamos un podcast con la psicóloga Silvia Vidal, seguro que te interesa.
Y en nuestro blog, os dejamos este artículo sobre cómo gestionamos las emociones dentro de los viajes de fin de curso