Cuando los centros educativos buscan un destino para su viaje de fin de curso, tres prioridades suelen sobresalir: aprender, disfrutar y sentirse seguro. Es aquí donde el Oceanogràfic de València se ha convertido en una referencia. Por eso no es casual que muchos grupos repitan año tras año. Oceanogràfic de València, una visita que siempre triunfa
Al cruzar sus puertas, los estudiantes se encuentran con un entorno que combina fauna marina, ecosistemas representados al detalle, espacios divulgativos y una amplia oferta educativa.
Pero lo que realmente diferencia esta experiencia es que todo está pensado —y adaptado— para que aprendas mientras te maravillas, que la visita sea una extensión del aula. Se construye un recorrido que invita a comprender, a analizar y disfrutar. Un enfoque que encaja perfectamente en la filosofía de los viajes organizados por Colectivo Tándem.
Aprender a través de la inmersión
Programas adaptados a cada etapa
Una de las grandes fortalezas del Oceanogràfic Es la variedad de experiencias diseñadas según la edad y el nivel del alumnado. No es una visita generica; es un programa hecho a medida.
- Para primaria, por ejemplo, hay programas como “Viaje de los pingüinos y las belugas”, en los que los alumnos desde 1º a 6º de primaria conocen la vida en los polos y las adaptaciones de especies como los pingüinos, belugas o frailecillos.
Durante la visita se trabajan conceptos como cambio climático, plásticos, adaptaciones evolutivas y alimentación.
- A ese mismo nivel, se ofrecen rutas como “Viaje del tiburón” o “Viaje por el Mediterráneo”, donde el alumnado explora tiburones y rayas, así como ecosistemas mediterráneos como la pradera de posidonia, la fauna autóctona, la presencia de especies invasoras y la degradación de hábitats.
- Para secundaria y bachillerato, las propuestas se vuelven más técnicas: la visita incorpora el acceso a zonas de cuarentena, a sistemas de filtrado, y a proyectos de investigación que Se desarrollan en el Oceanogràfic y su Fundación.
Esta personalización garantiza que cada grupo reciba la experiencia adecuada a su nivel, lo que potencia el aprendizaje y evita que los contenidos queden fuera de su alcance.
Educación ambiental con propósito
Más allá de la observación de animales la oferta educativa del Oceanogràfic promueve temas de conservación, donde se trabajan valores como el respeto por el medio marino y la protección de la vida submarina.
Se trabajan los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos el ODS 14 “Vida submarina” y el ODS 17 “Alianzas para lograr los objetivos”. Los alumnos analizan problemáticas reales como pesca accidental, blanqueamiento de corales, contaminación por plásticos, eutrofización o especies invasoras.
La labor de la Fundación Oceanogràfic añade un contexto real mediante proyectos de recuperación de fauna, programas de investigación y acciones de divulgación que conectan directamente con los temas abordados durante la visita.
Actividades interactivas y talleres
La propuesta del acuario incluye talleres manuales, juegos didácticos, observación directa de especies, y en algunos casos, experiencias sensoriales: tocar, preguntar, interactuar. Por ejemplo, el “Viaje por la Conservación” permite al alumnado conocer los proyectos de reintroducción de especies y visitar zonas que normalmente no están abiertos al público, lo que aporta una capa de autenticidad muy valiosa.
Estas dinámicas favorecen que los jóvenes se involucren activamente, no solo como visitantes sino como aprendices. En un contexto de viaje de fin de curso, esto se traduce en una experiencia compartida que refuerza vínculo, curiosidad y sentido de grupo.
Cómo integrarlo con un viaje bien organizado
Planificación sin estrés
Para que la visita sea realmente provechosa, la clave está en una buena planificación. Como entidad organizadora, Colectivo Tándem trabaja la logística de forma precisa, desde el transporte, alojamiento, coordinación con el centro educativo, hasta la integración de la visita al Oceanogràfic como parte central del día.
Así se evitan prisas, se aprovecha al máximo el tiempo y tanto docentes como alumnado pueden centrarse en la experiencia y el aprendizaje.
Monitores que acompañan más allá del ocio
Nuestros monitores no solo supervisan al grupo, también actúan como facilitadores del aprendizaje. Introducen los objetivos, fomentan la participación, acompañan en la reflexión posterior, ayudan a conectar lo visto con lo vivido. Esa atención pedagógica extra es lo que convierte una visita a un acuario en una experiencia educativa integral.
Recursos previos y posteriores a la visita
Una buena forma de potenciar el impacto es preparar al alumnado antes de la visita y luego dar seguimiento al regreso. Proponemos:
- Antes: trabajar en el aula ideas sobre ecosistemas marinos, adaptaciones, conservación.
- Durante: invitar a que los estudiantes formulen preguntas antes de entrar, tomen apuntes, observen detalles.
- Después: realizar una actividad de reflexión, proyecto grupal, compartir aprendizajes y compromisos.
De este modo, la salida deja de ser puntual y se convierte en una unidad más de aprendizaje.
Beneficios para docentes, familias y alumnado
Para los docentes
La visita al Oceanogràfic facilita mucho el trabajo educativo: al disponer de actividades adaptadas, material para docentes y monitores externos, se reduce la carga organizativa, se mejora la experiencia del grupo y se incrementa el valor pedagógico del viaje.
Para las familias
Elegir un destino que combina diversión y educación es una garantía: los niños no sólo se divierten, sino que regresan inspirados, con preguntas nuevas, con una mayor conciencia medioambiental. Un nuevo espacio para el aprendizaje en las familias.
Para el alumnado
Más allá del recuerdo, la visita genera motivación, curiosidad, nuevos intereses. Ver especies reales, escuchar cuidadores, conocer proyectos de conservación despierta vocaciones, mejora la comprensión del mundo natural y fortalece el sentido de responsabilidad.
En una frase: se convierte en aprendizaje con emoción.
Consejos prácticos para sacarle el máximo partido
- Reservar con antelación el programa educativo concreto que se adapte al nivel del grupo.
- Organizar un itinerario con tiempo suficiente para la visita guiada, tiempo libre dentro del acuario y un espacio para reflexión colectiva.
- Aprovechar que el complejo de la Ciutat de les Arts i les Ciències permite actividades complementarias, lo que enriquece el viaje.
- Invitar al alumnado a que, al volver, compartan testimonios, fotos, aprendizajes y establezcan compromisos de conservación, como proyectos de aula.
Conclusión
En definitiva, si se busca un destino para un viaje de fin de curso que no sea solo “bonito” sino verdaderamente transformador, entonces un viaje donde se conozca el Oceanogràfic de València, una visita que siempre triunfa, es una elección acertada.
Porque reúne fauna impactante, aprendizaje adaptado, reflexión ambiental, programas específicos para cada nivel, y una gestión profesional que evita que la logística reste valor a la experiencia. Y con Colectivo Tándem al lado, todo el proceso desde la planificación hasta la reflexión final— está diseñado para que lo vivido quede en la memoria y en la mente.
La opción de un viaje de fin de curso a Valencia, siempre triunfa, tiene recursos naturales y ocio que se adapta a todas las edades. De hecho, te invitamos a que leas otro artículo nuestro:
4 razones para viajar a la comunidad valenciana.
Así que cuando organices ese viaje, piensa más allá de “vamos a un acuario”. Piensa en una experiencia educativa completa, con sentido, emociones y aprendizajes. Porque al final, esos son los viajes que realmente triunfan. Y este lo hace.