7 PASOS PARA CAMBIAR HÁBITOS NEGATIVOS ALIMENTICIOS

Estamos en una época que las redes sociales, los medios de comunicación, internet… nos inundan con mensajes para ser personas 10. Que hay que comer bien, hacer ejercicio, tener una salud mental óptima… Claro que son importantes todos estos aspectos, pero vayamos poco a poco para cambiar los hábitos negativos alimenticios.

Muchas veces nos hacemos listas en la cabeza sobre los cambios que queremos hacer en nuestra vida y ahí se quedan: listas en la cabeza. Por ello lo importante es plantearse pequeños cambios, así será más fácil de integrar en tu día a día.

Hoy nos vamos a centrar en la alimentación y todo lo que a su alrededor influye. Las estadísticas cada vez más nos alertan de cómo el groso de la población “no sabe” comer bien.

Tu alimentación… ¿Es sana

Muchas veces el día a día es una avalancha de actividades y quehaceres que no nos deja mucho tiempo para comprar, elaborar y degustar menús equilibrados. Un punto clave para sentirse mejor y tener una buena salud es la alimentación.

 

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Si de estas cinco preguntas contestas al menos 3 con un “si”, prueba a realizar cambios:

  • En los últimos tres días ¿has comido algo de comida preparada/basura?
  • En la última semana ¿Has hecho las comidas de manera rápida o delante del tv?
  • En la última compra del súper ¿Hay más de dos productos procesados?
  • En los últimos 4 días ¿Has tomado algún refresco o alcohol?
  • En las últimas 24 horas ¿Has consumido productos con azúcar refinada?

Aspectos que se relacionan con la alimentación

Ya no sólo la propia naturaleza o calidad de los productos que consumimos son importantes, también cómo y cuándo los consumimos.

Comer rápido. Vamos siempre rápido y con la mente en otra cosa, no nos damos cuenta de la de que estamos comiendo, lo hacemos de manera automática. Mastica al menos entre 30-40 veces cada bocado, que la comida/cena dure alrededor de 30 minutos.

Comer de forma inconsciente. Muchas veces vemos el tv, leemos o miramos el móvil mientras comemos. No nos paramos a observar el plato, ver los colores, su olor, su sabor… aprende a disfrutar de tu plato, es una forma de romper con el estrés.

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Comer de pie, en el coche, de camino algún sitio… No tener el hábito de sentarse todos juntos, de “sacar tiempo” para comer y compartir es un hábito muy común. Por lo tanto hace que comamos entre otras actividades, sin darle su importancia y su tiempo. Muchos problemas digestivos se debe a la rapidez con la que se come.

Saltarse comidas o cambiar sus horas. “Como tengo mucho trabajo, no como y así adelanto” ¿Qué es más importante el trabajo o tu salud?

Pegarse atracones. El efecto péndulo, “como hoy me salté la comida o tomé apenas un sándwich, esta noche….” Quién no se ha visto en esta situación. La mejor reflexión en este punto: “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”.

Comprar de manera impulsiva. Evita hacer la compra en las horas previas a comer o cenar. Es más si no puedes a otra hora, lleva una lista con lo imprescindible, no te pasees por los pasillos del súper.

¿Qué puedo cambiar?

  • Entre horas. Si tienes la costumbre de comer entre horas, que sean alimentos sanos y en pequeñas cantidades.
  • Bebidas. Cuanto más alejada de tu vida estén los refrescos y bebidas azucaradas, mejor. Prueba con infusiones, licuados de verduras y frutas, agua…

 

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  • Las comidas principales. Respeta su tiempo y espacio, si además lo puedes hacer en familia mejor. Es un buen momento para que todos expresemos cómo va el día.
  • Creatividad. Busca nuevas recetas/alimentos que complementen tu dieta y la enriquezcan, por ejemplo prueba la pasta de arroz,  de maíz, de lenteja… Por otro lado, puedes buscar nuevos usos de los alimentos ya conocidos. Por ejemplo los garbanzos están viviendo una segunda juventud con tanta receta vegana que hay en las redes.

Como ves, no hace falta invertir mucho o realizar grandes cambios, sólo observar el día a día e implantar pequeñas mejoras en pro de una alimentación más saludable.

 

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